Guillermo Brown había llegado a La Ciudadela siendo el cuarto equipo con más goles en contra de la zona A (había encajado 14 tantos en 11 fechas). Sin embargo, San Martín no supo cómo quebrar la resistencia de Matías Soria. Tuvo la pelota, el tiempo, el terreno, pero equivocó los caminos una y mil veces.
El 0-0 se explica en que el “santo” estuvo irresoluto en los últimos metros debido a la falta de precisión y a una errónea toma de decisiones. Todo lo bueno que insinuó en los primeros minutos de partido se fue diluyendo con el correr del juego y terminó dejando una imagen demasiado opaca para un equipo que pretende estar en la definición por los ascensos a la máxima categoría.
El juego estaba clarísimo, pero nadie supo leer el partido. La “banda” propuso un 4-4-2 clásico con el que intentó “embarrarle” la cancha a un equipo que desplegó sus laterales e hizo ancho el campo tratando de cerrar las jugadas por el centro. Brown no se salió en ningún momento de su libreto. Y excepto en un anticipo de Junior Arias el primer tiempo (cabeceó y la pelota salió por encima del travesaño tras desviarse en un rival), casi nunca pudo inquietar a la defensa patagónica.
El 4-1-4-1, que tan bien le había rendido a Diego Flores en el duelo contra Arsenal, otra vez no le ofreció soluciones; porque más allá de la tenencia de balón, San Martín casi no pateó al arco en 90 minutos y eso no pude permitirse un equipo que quiere ser protagonista.
En los primeros minutos del duelo parecía que el negocio estaba por sector derecho del “santo”. Gonzalo Bettini, Lautaro Fedele, Iván Molinas y Juan Cuevas armaron buenas sociedades y generaron algunas aproximaciones que no pasaron de eso por la falta de justeza en los últimos metros. Sin embargo faltó un plan B, una idea que le permita romper el molde cuando la mano no viene como se espera.
En el complemento Flores intentó generar algún cambio con modificaciones pieza por pieza, pero no salió lo que esperaba y terminó jugando con tres en el fondo (Juan Orellana casi sin poder moverse por una lesión), dos centrodelanteros: Arias y Mateo Acosta y dos extremos (Gonzalo Rodríguez y Nicolás Moreno).
Pero ahí las ideas y los recursos se le acabaron al dueño de casa.
El acumular futbolistas en los últimos metros no siempre se traduce en supremacía ofensiva, y eso quedó demostrado una vez más.
Acosta jugó pocos minutos, pero terminó siendo importante para intentar generar situaciones dentro del mar de dudas que exhibía San Martín a esa altura del partido. Pivoteando de manera correcta generó un poco más que lo que lo había hecho el equipo en todo el segundo tiempo.
Sin embargo ya era demasiado tarde. Brown ya se había olvidado de Darío Sand y se aferraba con uñas y dientes a un punto de “oro”
El análisis puertas adentro, ahora, debe centrarse en hacer un mea culpa correcto y profundo. San Martín sumó dos puntos de los últimos seis porque se queda sin ideas rápido en los partidos y no sabe cómo torcer la historia cuando el planteo inicial no le resulta. Sólo así puede explicarse que un equipo tan ordenado como limitado pueda haberle robado dos puntos.